Hace algunos días vi un documental bastante interesante en 30 minuts sobre la crisis que está atravesando la prensa: por un lado la prensa escrita ha visto disminuida drásticamente sus ventas; por otro lado no se acaba de vislumbrar un modelo de negocio que haga factible el paso de prensa escrita a prensa por Internet; y por último, y más importante, el auge de los bloggers, que se convierten en una fuente de información alternativa a la prensa tradicional.
Este último punto me pareció especialmente interesante, y confirma lo que hace tiempo que pienso: que nos movemos lenta e inexorablemente hacia un nuevo estadio de conciencia colectiva del que las redes sociales no son más que el punto de partida. La información dejará de ser monopolio de los grandes medios de comunicación, de hecho ya ha dejado de serlo, y pasará a convertirse en un flujo continuo de origen disperso (tweets, blogs…), filtrado de forma automática y con cada noticia ponderada por el eco masivo (retweets) y el conocimiento de la masa (sistemas de ponderación de noticias o de resultados de búsquedas).
El paso de reconocimiento oficial de estas nuevas fuentes de noticias ya se ha producido: por ejemplo hace pocos días se anunció que el Departamento de Policía de Nueva York proporcionaría pases de prensas a bloggers reconocidos. Robert Sawyer ya ha descrito en su novela de ciencia ficción Homínidos una figura parecida: la de los exhibicionistas, personas que hacen pública toda su vida, y que proporcionan, mediante un modelo de suscripción, información al resto de la población asistiendo ellos mismos a los eventos de interés público. ¿A alguien le suena esto?
Además, la realidad no hace más que mostrarnos que mientras las estructuras tradicionales se muestran inoperantes a la hora de proporcionar información fidedigna a tiempo real, las redes sociales creadas por los sistemas de comunicaciones descentralizados son capaces de mantenernos informados de forma mucho más adecuada. Hoy hemos tenido un claro ejemplo: mientras el programa de radio Versió RAC1 era incapaz de contactar con ningún organismo oficial que proporcionara información sobre el temporal de nieve los ciudadanos se convertían en reporteros improvisados que informaban minuto a minuto sobre la situación desde sus móviles; mientras tanto las redes sociales se llenaban de información y fotografías que mostraban la situación real a cualquiera que quisiera mirar.
Teniendo todo esto en cuenta empiezo a tener la sensación de que el periodismo tal y como lo conocemos está muriendo. Y está muriendo como muchas otras cosas que hasta hace poco considerábamos como parte esencial de nuestra existencia, pero que con el nacimiento de la conciencia global dejarán de tener sentido y serán sustituidas por nuestros nuevos sentidos de mente colmena.