¿Cuántas veces
no habré oído la mar,
revoltosa y juguetona,
chispeante cosquilleando
entre rocas perezosas?Y sí, es verdad,
su arrullo me acunaba
entre dulces brazos de ensueño
apartando penas pasadas.¿Cuántas veces
no habré sentido la brisa,
salada, pegajosa,
susurrando caricias
entre la arena revoltosa?Y sí, es verdad,
su abrazo me cantaba
canciones de amor
de tierras lejanas.¿Cuántas veces
no habré abrazado mi estrella
de risa, de luz,
esperanza prohibida
de rojo, verde y azul?Y sí, es verdad,
su beso apartaba
rompiendo en jirones
las sombras pasadas.¿Cuántas veces
no te habré amado, gavina,
mensajera divina
dueña del tiempo,
el viento y la mar?Y sí, es verdad,
en tu vuelo imaginaba,
cómplice inadvertido,
el final de tu mar.Pero hoy,
la mar no reía,
explotaba
en colores, risa y alegría,
en dulzura y aroma, algarabía
de pasos de baile,
de latidos de amor,
de besos sinceros
y promesas eternas.Hoy,
hoy la brisa no susurraba,
volaba
elevándome hacia el cielo,
resoluta, determinada
promesa de tierras
lejenas, no holladas,
henchidas de sueños
a punto de florecer.Y hoy,
hoy mi estrella no lucía,
resplandecía
desnudando al mundo
en irisada sinfonía
de pasiones, abrazos,
amantes y amigos,
esperanza esmeralda
del color de tu risa.Hoy,
hoy mi gavina no planeaba,
se lanzaba
atrevida y temeraria
arrastrándome con ella
al mar de nubes inmensas
que pueblan sueños perdidos
de esos soñadores ingenuos
que nos muestran el camino.Porque hoy,
lo sé,
hoy no es ayer.