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Regalar la nada

Solitaria carretera

A veces nos sentimos solos. A veces nos creemos perdidos, en una carretera solitaria, abandonados a nuestra suerte. A veces parece que no hay nadie en el horizonte con quien compartir nuestra carga, esa pesada mochila llena de cosas que no hemos sabido dejar partir.

Entonces, a veces, pasa un coche que nos recoge. Y por un momento pensamos que el coche nos hará más ligero el trayecto, porque la mochila ya pesaba demasiado. Pero en ese momento el conductor empieza a explicarnos la carga que lleva en el maletero, y mientras escuchamos, nos damos cuenta de que nuestra mochila es mucho más ligera de lo que habíamos pensado, que ya hay muchas cosas que hemos dejado atrás.

En ese instante nos volvemos, y con una sonrisa cálida, le explicamos al conductor que hay formas de viajar más ligero, que la vida es más luminosa cuando dejas atrás las cosas que te atan al pasado, y que a veces hemos de vaciar el maletero, aunque en él haya cosas que nos duela abandonar. Sólo de esa manera se puede viajar. Sólo de esa manera se puede disfrutar de la desprendida belleza que la carretera nos ofrece cuando nos detenemos a apreciarla, en lugar de seguir luchando con la carga del pasado.

Y así la soledad se desvanece, porque no hay mejor forma de disfrutar de la carretera que regalando el vacío de nuestra mochila.