Hace algún tiempo que estoy en aplicaciones de citas, buscando una relación. Y hay una pregunta que se repite una y otra vez: “Entonces, ¿tú estás buscando activamente una relación?“. A veces la pregunta parece llevar cierto deje de crítica velada; quizás la presunción de que alguien que busca activamente una relación en realidad está buscando algo que no sabe suplir de forma individual; quizás un cierto aire de suficiencia de alguien que simplemente pasaba por allí por si acaso, acomodado en una confortable soledad, sin los ires y venires de una no especialmente deseada relación amorosa. Y mientras tanto, entre cita y cita, alguien pregunta en un grupo de personas de cierta edad: “¿Creéis en el amor?“. Las respuestas, plagadas de desilusión y desengaño, comienzan a caer como losas sepultando a un animal herido e indefenso.
Entonces, viendo a tantos adultos desengañados y solitarios, comencé a preguntarme si realmente no estábamos comenzando a extinguirnos, como las ratas del Universo 25. En un famoso experimento repetido decenas de veces, el etólogo John B. Calhoun construyó una utopía para ratones, un lugar con comida y bebida ilimitadas, libre de depredadores, en el que los ratones podían reproducirse y expandirse a voluntad (¿a alguien le suena esto?). Sin embargo, tras un cierto tiempo, la población se estancaba, comenzando incluso a decrecer. Los ratones comenzaban a mostrar comportamientos extraños y agresivos hasta el punto de que los ratones que aún podían reproducirse (los “hermosos”) se limitaban a comer, asearse y dormir, escapando de cualquier conflicto pero habiendo perdido la capacidad social para aparearse y cuidar de sus crías. Los ratones acababan extinguiéndose indefectiblemente repetición tras repetición del experimento.
De alguna manera el pensamiento colectivo parece dirigirse a este concepto de personas maravillosas: personas independientes, maduras, que son capaces de ser felices en soledad y que no necesitan relacionarse con los demás o tener una pareja para vivir una vida plena. Pero como dice Arun Mansukhani en una de mis charlas TED favoritas, “somos la especie más social que hay sobre el planeta, y esto es exactamente igual que decir que somos la especie más dependiente que hay en el planeta”. Para continuar, también dice que “si hubiese un adulto absolutamente independiente, esto sería una patología social y emocional”.
Teniendo esto en cuenta estoy plenamente convencido de que hemos de luchar contra esta idea de la vida plena en soledad, simplemente porque es falsa y enfermiza como señala Arun. Sin embargo, hay cierta verdad en ella, y es que no podemos ser felices en una relación si no somos capaces de ser en cierto modo felices en soledad. Will Smith lo expresaba perfectamente cuando hace unos años hablaba de su relación de pareja y exponía algunas de las conclusiones a las que había llegado:
- No puedes hacer feliz a una persona. El que una persona sea feliz escapa totalmente a tu control.
- Tenemos este concepto romántico falso de que cuando nos enamoramos nos convertimos en uno solo.
- Somos dos personas completamente independientes en dos viajes personales completamente independientes, y elegimos caminar juntos esos caminos independientes.
- La felicidad es una responsabilidad individual, que habría de presentarse a la relación; no esperar que la relación nos haga felices cumpliendo nuestros deseos.
- Es destructivo poner la responsabilidad de tu felicidad en cualquier otra persona que no seas tú mismo.
Así que sí, busco una relación, porque sé que no puedo ser una persona plena y sana en soledad. Busco una relación porque creo que he llegado a un punto en el que puedo hacerme responsable de mi felicidad y quiero compartirla con otra persona. Busco una relación porque sé que no hay nada más maravilloso que amar a la persona a la que has elegido para compartir el camino. Busco una relación porque sé que no hay absolutamente nada que yo pueda hacer en soledad que pueda suplir la emoción de amar a otro ser humano y compartir con él o ella parte de la vida que nos ha sido regalada. Pero no busco cualquier relación. No busco estar por estar. Busco la persona perfecta, o al menos lo más cercana a la perfección, la persona de la que me enamore, y con la que sepa que puedo compartir cada momento de mi viaje hasta el final de nuestros días.
Si estás leyendo esto y has dejado de creer en el amor, o si por cualquier motivo has desistido de amar, por favor:
- Trabaja para convertirte en la mejor versión de ti mismo, hazte responsable de tu felicidad. No te conviertas en esa mala compañía que nos haga preferir estar solos antes que mal acompañados.
- Aprende sobre el amor, entiéndelo, porque a pesar de que el amor pueda ser ciego, loco, impulsivo y maravilloso, también tiene sus reglas, y conocerlas puede ayudarte a elegir mejor a la persona con la que compartir el camino.
- Y por último, sal a buscar, porque eso de que el amor se presente tropezándose contigo en la cola del súper o girando una esquina de forma distraida solo pasa en las películas. Sal a buscar y remueve cada piedra, cada rincón, cada escondrijo, recorre cielo y tierra si hace falta. Y en algún momento, si has hecho tu trabajo, si eres tu mejor yo y entiendes como funciona el amor, encontrarás una persona y sabrás que es la correcta.
Así, que por favor, ¡ama! Ama sin que importe raza, religión o sexo. Ama sin importar las veces que hayas fracasado, si has sido capaz de aprender de los errores para volver a intentarlo. Ama sin importar el daño que te hayan hecho, o el que tú hayas podido hacer, si esas heridas te han servido para ser más sabio. No renuncies nunca al amor. Porque el día que renunciemos al amor será el día que habremos muerto como especie.